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5 cosas que debes hacer si vas a Marruecos

  • megaviatges
  • 2 mar 2017
  • 3 Min. de lectura

¡Hola chicos!, ¿Cómo estáis?


Hoy vamos a hablar de Marruecos, país soberano situado en el Magreb, al norte de África, con costas en el océano Atlántico y el mar Mediterráneo.

Marruecos se caracteriza por su cultura y sus costumbres. Los habitantes de este precioso país han trabajado para que las tradiciones permanezcan a lo largo del tiempo, algo que llena a sus ciudades de un gran encanto.

Nada más llegar a Marruecos, todo te puede parecer abrumador, debido a las diferencias culturales, pero la verdad es que es un país excelente para visitar y con un poco de información, te sentirás como un local y no como un turista.


Si no sabes qué ver en Marruecos, te damos 7 ideas que puedes hacer. Si no haces estas cosas, no podrás decir que has estado allí. ¡Empecemos!


1. Piérdete en una medina

Las medinas son las antiguas ciudades y están habitualmente rodeadas de murallas y torres. La maraña de calles, callejuelas y callejones, hace de las medinas un auténtico laberinto, en el que un simple paseo se convierte a veces en un verdadero rompecabezas. Esto se mezcla con las viviendas tradicionales de la gente local con mezquitas, jardines, zocos y madrazas, ofreciendo un espectáculo único en el mundo.

Normalmente, en el centro de las medinas hay una plaza principal, de la que salen varias avenidas principales que conducen a la parte exterior de las murallas. En Marruecos las más conocidas son las medinas de Fez, Marrakech, Rabat, El Jadida, Essaouira, Casablanca, Chaouen, Asilah y Taroudant.

Dicen que en Roma hagas lo que los romanos y Marruecos es igual. Es un país musulmán, por lo que tendrás que adaptarte a sus costumbres.

2. Regatea en los zocos

Regatear en Marruecos es lo más normal y forma parte de su cultura. Durante tu viaje, seguro que vas a tener que negociar el precio final de prácticamente cualquier compra o, lo que viene a ser lo mismo, regatear. Ya no solo en los zocos, sino también con taxistas o en cualquier tienda.

Un aspecto muy importante a tener en cuenta cuando viajes a este país es que en la mayoría de los lugares no aceptan tarjetas de crédito, pero los precios son negociables en casi todos los casos. Algo muy común es que gente local se ofrezca a ayudarte y luego te pida propina, así que, si alguien te ayuda, primero pregúntale qué te va a cobrar.

Cuando vayas a regatear es importante respetar a la otra persona y, dentro de lo posible, utilizar el sentido del humor.


3. Prueba la gastronomía marroquí

Son muchos los platos tradicionales que componen la gastronomía marroquí, apta también para vegetarianos. Podrás encontrar desde puestos callejeros a restaurantes con estrellas Michelin.

Dentro de las grandes opciones que nos ofrece la cocina marroquí, os recomendamos dos de ellas. Las tenéis que probar sin lugar a dudas.

Estas son el tajine y el cuscús. El tajine, un guiso de cocción muy lenta que le debe su nombre al recipiente de barro con una tapa de forma cónica en el que se cocina y posteriormente se sirve. El cuscús se prepara con sémola de trigo, arroz u otro cereal, acompañada de diversos ingredientes como carne de ave o de cordero y diversas verduras.


4. Comparte un té con gente local

El té es algo muy típico de Marruecos. Es algo normal que los marroquíes te inviten un vaso de té cuando llegues a una casa, en un restaurante o incluso cuando entras a una tienda a regatear. Para ellos es una muestra de respeto y hospitalidad hacia el extranjero, así que, si no lo aceptas, se lo tomarían como una falta de educación y de respeto.

Este té, normalmente, se sirve en pequeños vasos de caña decorados con diversos colores y posee un intenso sabor dulce. Usan la menta como refrescante para contrarrestar el calor típico del país.


5. Pasa una noche en el desierto

Parece algo descabellado, pero una de las experiencias más bonitas que uno puede vivir es pasar una noche en el Sahara, ya sea en el interior de una jaima (tienda de campaña nómada) o simplemente al descubierto. Bueno, al descubierto nunca estarás, te cubrirá un manto estrellado que abarca todo el horizonte. Te envolverá un silencio ensordecedor y, cuando salga el sol al final de las dunas, te sentirás en el mismísimo paraíso.


Si después de esto no tienes ganas de visitar este paraíso… ¡ya no sabemos qué más decirte! Solo podemos decirte una cosa más: Atrévete.

¡Hasta el martes!


 
 
 

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